Nombre: GUINNESS ORIGINAL
Procedencia: Irlanda
ABV: 5%
Tipo: Extra Stout
Color: Negro
Mi bautizo cervecero comenzó con la cerveza Guinness. Corría el año 2009 e íbamos a ir a Irlanda. Irlanda como todos sabéis es la cuna Mater de la cerveza Guinness. La cerveza negra por excelencia. La Stout más bebida en el mundo. Siendo sincero, jamas había probado la Guinness. Es más, el mundo de las cervezas no me interesaba en absoluto. La cerveza más rara que había probado era una Kriek de frambuesa o alguna doble malta. Mi paladar no estaba educado. La Guinness fue la cerveza que me introdujo en este mundillo.
El tema era el siguiente: si voy a ir a Irlanda, a los pubs a escuchar música y beber cerveza, ¿Tengo que beber Guinness? Pues claro, sería un sacrilegio no ir a Irlanda y no beber Guinness. Así que, compre Guinness en el supermercado. Bebí Guinness. Saboreé Guinness los meses anteriores a nuestro viaje a Irlanda. Entre las cosas que también hice fue intentar leer el Ulises de James Joyce. En estos dos retos ganó la Guinness, Joyce fue demasiado duro para mi. Recomiendo su lectura. Pero con varios paquetes de Guinnes al lado, puesto que el Ulises de Joyce...es ....un libro...una novela... difícil...rara...imposible...para amantes de la literatura poco ortodoxa, vamos a decir. Supone un reto que dejaré para la jubilación. La Guinness, al principio se me hizo pesada como el Ulises, pero poco a poco el paladar se fue acostumbrando a su sabor.
La Guinness para mi es café, sabor tostado. Es una cerveza densa, no demasiado, como otras Stout que he probado después de ella, pero Guinness sigue siendo para mi la mejor cerveza Stout que he probado. Sobre todo por lo que significa. Un trago de Guinness me devuelve a ese viaje. Al hotel donde nos hospedamos. Con los desayunos Made in Ireland, consistentes. Patatas, bacon, pan con mantequilla, huevos...todo lo que un buen desayuno tiene que tener. Otro trago me lleva al primer paseo nocturno, recién llegados a la ciudad. Un trago más me evoca "nuestro pub" el O'donoghue's. Esas noches de algarabío, música en directo y alegría entorno a esas pintas de cerveza. Todavía recuerdo a un señor irlandés que llegaba de trabajar y pedía su primera Guinness, que bebía sin que pudieras pestañear. Un poquito más de Guinness me lleva a una excursión por el condado de Wicklow, me transporta a ese lago negro por la turba, que según el guía estaba negro por que de allí se sacaba la Guinness. También me recuerda a ese maravilloso picnic en un parquecito cerca de un río en un pequeño pueblo donde hicimos la parada para almorzar. Y el último trago me recuerda a nuestro restaurante, al cambio de platos, a ese cocido irlandés con patatas, a esos buenos momentos que pasamos juntos. En definitiva la Guinness no es la mejor cerveza del mundo, pero para mi, me trae de los mejores recuerdos del mundo con la mejor mujer del mundo. Lo de menos es la cerveza.
Consigliere della birra.